Son microorganismos vivos presentes en los alimentos que afectan beneficiosamente al huésped por mejorar su equilibrio microbiano intestinal. Las principales especiales utilizadas son de los géneros Bifidobacterium y Lactobacillus. El enriquecimiento de la flora intestinal con probióticos favorece una sinergia simbiótica entre las bacterias y el huésped por la que éste proporciona a los microorganismos alimento, soporte, protección, y un adecuado medio cultivo, mientras que las bacterias realizan diversas acciones sobre el organismo del huésped:

  1.  Mejora de la función gastrointestinal y alivio de los trastornos digestivos relacionados con el ejercicio intenso.
  2. Potenciación de la respuesta inmune y la prevención de infecciones, con una mayor secreción de IgA y actividad fagocitaria e incremento de las problaciones de linfocitos T y NK (natural killer).
  3. Aumento de la absorción de vitaminas y minerales ( interesante en dietas con un alto contenido en fibra y fitatos).
  4.  Síntesis de diversas vitaminas del complejo B y de la vitamina K, contribuyendo a evitar los estados carenciales.
  5. Producción de enzimas como B-glucoronidasa, a-glucosidasa y a-galactosidasa, que mejora la función digestiva.

Todas estas acciones son interesantes en el uso de los probióticos como ergogénicos, en especial cuando existe sobreentrenamiento o en la práctica de ejercicio intenso o extenuante, y como preventivo de los frecuentes transtornos gastrointestinales del deportista. La mayoría de los alimentos resultantes de un proceso de fermentación son ricos en probióticos : de origen lácteo (quesos y yogur), cereales (pan ) y también el vino y la cerveza, que sobre esto último hablaremos posteriormente.

 

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